En homenaje a los japonesitos
que salen en las noticias;
inspirados en las torres Le Parc 1 y 2
y en el cableado que decora la ciudad
saltaron.
Jugaron con Newton,
se creyeron astronautas,
paracaidistas de bolsita de cumpleaños,
marionetas sostenidas por hilitos de baba,
Mary Poppins sin paraguas.
En vertical,
los cien barrios porteños
escupen gente en simultáneo,
como bombuchas
en las siestas de febrero.
En horizontal,
los jubilados
que atardecen en las plazas
alimentan a las palomas
con maíz pisingallo y pan de ayer
mientras miran esa fiesta de colores
que los salpica de rojo.