viernes, 16 de septiembre de 2011

Pinypon [fragmentado]


—Vos te crees que esto es difícil sólo para vos. Pero para mí también lo es. Yo tengo miedo. Para mí vos sos el prototipo de mujer. Yo, si pienso en una mujer aparecés vos. Y eso no es fácil de sobrellevar dadas las cosas—dijo.

Ella. Pienso en ella. Me gusta ridiculizarla. Ella es un pinypon. Le pongo y le saco pelucas de colores. Miro esos ojos. Dos puntos apenas perceptibles que seguro pintó un chino en una fábrica que cerró en los ’90. Ella es un muñequito que ya no existe. Cara cuadrada, poca gracia. No compite con nadie. Soy mala perdedora y no me importa. Te digo lo que quiero. Y a vos te pongo al lado, mi pinypon de peluca celeste. Agarro un marcador negro y dibujo una barba, porque nunca te lo dije: te quería lo mismo pero no me gustabas sin barba. Tus rasgos se aniñaban y ya nos alcanzaba con que te llevara varios centímetros. Y los pongo uno al lado del otro. Pero nada más, porque no son articulados. Estos muñequitos no se borran. Trato de hundirlos pero el plástico flota, como la mierda. Y con todo lo que lloré una palangana lleno seguro. Y entonces espero que la sal concentrada les saque al menos un poco del brillo o la pintura; o quizás prefiero perder una de las pelucas y que quede una cabeza hueca. Así te veo cuando te ponés conservador. Preferís un 4-4-2 que te deje dormir tranquilo. Todo bien, seguí jugando con un solo punta. Yo soy el desgarro asegurado, la bengala perdida y las balas de goma cuando termina el partido. Y a ella la conozco. La vi. Es parecida a mí pero más fea. No menos linda. No soy modesta, menos con ella. Ella. Sí, el otro día leí su timeline y tuve ganas de romperme la cabeza contra la pantalla. Y si yo digo que todo esto es por él, a él, para él, ella no va a tener la más puta idea de qué estoy hablando; y a vos te va a resonar no por peronista, por poeta. Entonces hablaríamos de Leónidas, y le diríamos así, Leónidas, porque siempre hablamos de los poetas por sus nombres. Porque nos hacen llorar y entonces los sentimos cerca; lo que nos da ganas de llorar un poco más y ya no puedo ni acordarme cuántas veces lloramos juntos; cuántas veces te tiré un poema en la cara, te mandé a la mierda y me fui a llorar al baño; y mientras tanto abría la ducha para que no te dieras cuenta de que odiaba que me escribieras; pero ahora es distinto. Porque escribís sobre mí y tirás para abajo de mis piernas largas y bronceadas pero yo ya no me hundo. No sé si eso importa, pero ya no lloro; ni abro la ducha a menos que sea para bañarme. Porque todo bien, ya fue. Hay cosas que superé y tampoco mezclo fideos con tuco con poesía. Y ella sigue siendo fea y simulacro. Y las dos coexistimos y ella tampoco sabe que a veces venís porque estás desolado y la casita de Nazca es el dulce hogar que no fue y dormís acá y pedís que te abrace; pero tanta realidad ni da, nada que ver. Entonces el simulacro. Aunque acá tampoco hay un perverso Dr. Morel que nos salve de nada; y a mí me dan ganas de vomitar los capelettinis fríos de anoche y de atar la loza que quedó en el piso con un poco de piolín.

3 comentarios:

  1. Buenas, muy buena onda este pequeño blog. Igual ca'i ac'a porque andaba buscando un pinypon para un proyecto de la facu, por casualidad tendr'ias uno para prestar por un par d'ias?
    Salute, Santiago
    alfombras.rojas@gmail.com

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  2. yo cai acá porque una compañera del labyro me dijo que tengo el pelo como pin y pon. es muy bueno! desde el nombre para adentro es muy bueno. puedo decir culo en este blog?

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